Si esta es mi patria

Les relents xénophobes hantent l'armée chilienne.

L’armée chilienne a-t-elle dérapé?
« Je tuerai des argentins, je fusillerai des boliviens et j’égorgerai des péruviens ». Les chants virulents de certains membres de la marine chilienne, diffusés mi-fevrier via Youtube, ont suscité une incroyable polémique en Amérique latine. Des propos chocs à la limite du racisme, sur lesquels revient un étudiant du campus de Poitiers ayant souhaité conserver l’anonymat.

« Argentinos mataré… bolivianos fusilaré… peruanos degollaré… ». Así se corea en la marina chilena actualmente. Polémica internacional ha generado un video de los marinos chilenos cacareando versos xenófobos que amenazan la integridad de nuestros hermanos argentinos, bolivianos y peruanos. Esto sucede en el marco de una integración paulatina de los países de Latinoamérica iniciada por los nuevos dirigentes progresistas de nuestro subcontinente, al cual Chile siempre ha sido hostil. Frente a este oprobioso suceso la Armada Chilena afirmó que « dichas prácticas se alejan de lo que se enseña en la Armada y de su doctrina como institución, por lo que las califico como inaceptables ». No obstante, el diputado UDI – partido de extrema derecha chileno – Gonzalo Arenas indicó que “la reacción de la Armada es una vergüenza. Esos cantos han estado siempre en todas las FF.AA. Yo fui cadete hace más de 20 años y se cantaba igual”.

La indignación de la institución es por tanto una mera fachada para enmascarar el rostro xenófobo – y fascista – de nuestras Fuerzas Armadas. No está de más resaltar los dichos sexistas del parlamentario en los cuales contrapone la capacidad asesina de nuestros uniformados y el quehacer que otrora, y actualmente, se le ha delegado al sexo femenino: “Para evitar esos cantos ‘violentos’ de los marinos, le sugiero al comandante en jefe de la Armada que los inscriba en clases de bordado y punto cruz”. Según este compatriota, nuestros “marinos están para ir a la guerra”. ¿Qué guerra? ¿Una contienda por la independencia económica y soberanía política de nuestro país o un simple conflicto que buscaría oponer nuestras naciones en pos de la satisfacción de los intereses mezquinos y chauvinistas de nuestras burguesías-militares? Nuestros gobernantes cultivan las semillas del odio y el separatismo en nuestra región, obstaculizando de esa forma una integración continental de carácter solidario en lo económico, político y social. ¿Qué diría Simón Bolivar si supiese que en Sudamérica – cuya independencia sería posible gracias a su completa entrega y compromiso– hay hijos opositores a sus ideas de unidad? Este 11 de Septiembre, nuestro país festejaría, desde un bando, y lamentaría, desde otro, los cuarenta años desde el inicio de una dictadura militar que a punta de fusil asesinó el sueño, sembró el terror y fomentó la división. Vaya usted a saber querido lector si la ideología que se inculca hoy en nuestras Fuerzas Armadas es similar o no a aquella que articuló el accionar de los buitres carneros del sangriento régiment.

Este suceso coincide con la primera reunión del comandante en jefe (s) de la Fuerza Aérea de Chile (FACh), general de aviación Hugo Peña con el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) con el fin de dar el primer paso en los procesos de capacitación “para educar a sus funcionarios sobre la Ley Zamudio – o ley de Antidiscriminación hacia las minorías sexuales – sobre la necesidad de prevenir prácticas discriminatorias, lo cual es una buena noticia, pues ya nadie podrá ser excluido arbitrariamente para ser parte de la FACh ». Es un paso importante pero no suficiente. Como estudiantes chilenos es nuestra responsabilidad exigir que se promuevan en todas las instancias educativas todas las herramientas para reconocer y combatir el sexismo. Asimismo, debiese promoverse una educación – estatal, laica y de excelencia por cierto – que excluya todo jingoísmo en las aulas.

Como latinoamericanos y seres humanos es nuestro deber condenar estos hechos. La ideología de estos marinos es, por desgracia, hegemónica en Chile y cristaliza el odio al interior de la futura Patria Grande que soñaron Martí y Bolivar. Etnitizan las relaciones sociales y oponen a los trabajadores entre si desviándolos de esta forma del camino a seguir. Como bien lo dijo Quilapayun en los años 1970: “Mi patria son mis hermanos que están labrando la tierra” y no las fronteras que se construyeron en la historia.
Con conciencia y unidad sigamos adelante.

Viva Latinoamérica. Viva el Pueblo. Vivan los Trabajadores